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lunes, 19 de octubre de 2020

Bertha Benz y aquel viaje cerca del Rhin

Siempre me ha gustado imaginar a las grandes personas de la Historia de la Humanidad disfrutando del vino y de sus entornos. Así que en otro alarde de imaginación creo que el matrimonio Benz sería amante del vino y los imagino conversando con una copa de vino en mano.

Aquella veraniega mañana, Bertha tenía todo preparado para iniciar el viaje que tanto había pensado y organizado. Sólo eran unos 100 kms los que le separaban de la ciudad donde vivía su madre, en el Sur de Alemania, y a la que hacía tiempo no visitaba. En esta ocasión, Bertha estaba profundamente decidida e ilusionada con este viaje porque iba a ser algo totalmente novedoso y además estaría acompañada solamente por sus dos hijos ya adolescentes con ganas de aventura. Aunque Bertha no sabía bien lo que le iba a deparar aquél viaje de prueba con el vehículo que Karl había inventado para transportar personas sin animales de tracción, no dudó ni un solo momento en lanzarse a los caminos de tierra y polvo, llenos de obstáculos y cuestas que debía afrontar conduciendo una máquina de tres ruedas propulsada por un pequeño motor de combustión que entonces solo alcanzaba los 16 km/hora.

Así que provechando los largos días de verano, decidió arrancar con los primeros rayos de sol para poder llegar a su destino con luz y disfrutar de la cena que su madre les había preparado: un asado de carne de cerdo y ensalada de col, su especialidad.

Una vez en el cobertizo, donde Karl guardaba el triciclo-vehículo, Bertha y sus hijos dispusieron la pequeña maleta de cuero rígida en el cajón debajo del asiento doble, donde se apostaría cual centinela para manejar la manivela que controlaba la dirección de la rueda delantera. Sujetaron bien la maleta con correas para que no bailara demasiado durante el sinuoso y bacheado trayecto. Una vez listos, Bertha arrancó el motor e inició la marcha con energía y decisión, acompañada por unos inquietos y curiosos Eugen y Richard.

A la salida de Mannheim, donde vivían, unos vecinos les saludaron amistosamente con cara de asombro mientras Bertha y sus hijos sonreían al hacer una ligera inclinación de cabeza.

Atravesaron granjas, campos, pueblos, colinas, ciudades y llanuras por caminos de tierra y polvo, algunos pedregosos y con barro. Tras cuatro largas horas de trayecto llegaron a una zona sutilmente montañosa donde la pericia, la imaginación y la astucia fueron sus aliadas. En una de las cuestas el triciclo motorizado se resistía a subir, así que los jóvenes Eugen y Richard descendieron para aligerar el peso, dando gritos de ánimo a su madre, mientras ella se afanaba en sujetar bien fuerte la manivela de la dirección para no patinar y no salirse de aquel camino embarrado, pedregoso y estrecho con un barranco a su derecha. Aquel esfuerzo por parte de todos, obtuvo su recompensa porque llegados a la cima pudieron observar en la otra cara de la colina un idílico paisaje surcado por el Rhin jalonado por viñedos a punto de ser vendimiados. Siendo final de verano las vides ya venían cargadas de uvas maduras listas para ser recogidas y elaborar aquellos vinos blancos dorados y perfumados con un toque de dulzor que tanto le gustaba disfrutar a Bertha con Karl junto a la chimenea, en las largas  noches de invierno, mientras comentaban la marcha de la fábrica y las novedades que querían fabricar y comercializar. 

Bertha cerró los ojos por un momento, abrió los brazos en cruz y tomó aire tan profundamente que la botonadura de su vestido le produjo una intensa presión en el pecho de emoción. Y como había que continuar para llegar a cenar, se subieron al vehículo y prosiguieron el viaje cuesta abajo, controlando bien los frenos para no salirse en las curvas y no acabar en la cuneta. Más de tres horas después, Bertha, Eugen y Richard vislumbraban la casa de la abuela, no sin antes parar por última vez para reparar los frenos desgastados con una de las ligas de Bertha.

Se daba por inaugurada la Historia del vehículo a motor, por Bertha Benz, a finales del S.XIX

NB: se trata de una historia de ficción, basada en hechos reales acaecidos en 1888. Fotos de National Geografic y Bertha Benz Fahrt Strecke 2019 © Fotoquelle und Bildrechte: Veranstalter

lunes, 17 de septiembre de 2012

Exportar vino a Canadá: Are you really ready?

Los que conocemos bien la venta internacional de vino sabemos que Canadá es uno de los mejores mercados que hay por su gente, su seriedad, organización, profesionalidad, su conocimiento y su potencial de compra entre otras muchas cosas más.

Pero una vez más, el Monopolio de Ontario LCBO, esta vez a través de su división "Vintages", dio en 2010 una vuelta de tuerca para ser más estrictos -si aún cabe- y concienciar a la sociedad con el medio ambiente y las emisiones de gas a la atmósfera. Recuerdo que ya, hace unos pocos años, los Agentes valoraban muy positivamente que las botellas fueran "light" porque entiendían que son "environmentally friendly", concepto muy extendido en el mundo anglosajón. Ahora llega la obligatoriedad.

Tienda de vinos en Vancouver, Canadá
Este verano informaron a los exportadores de vino al Estado de Ontario que, a partir del 1 de enero de 2013, deben cumplir unas normas estrictas en cuanto al peso de la botella de 750 ml, si quieren vender allí vino por debajo de los 15$CAN en tienda, de lo contrario las "non-conforming bottles" deberán pagar un "fee"  de 0,50$CAN por botella que pese entre 420-500 gramos vacía y de 1$CAN para las botellas que sobrepasen los 500 grms. 

Importante saber que los vinos que sobrepasan los 15$CAN en tienda no se ven afectados por el "fee" del LCBO. Es decir, que van a penalizar a los vinos más económicos, los llamados "entry level wines" hasta que en 2015 todas las botellas, por debajo de 15$CAN en tienda, sean ligeras. 

Esta medida no es sólo por el tema ecológico, sino también porque ayuda a rebajar costes logísticos, de combustible y de transporte. No es lo mismo que un pallet de vino pese 780 kgs que 900 kgs. O que una caja de 12 botellas pese 15 kgs o 13 kgs. En la manipulación individual se nota y la salud es muy importante también. De hecho en Alemania, las cajas de 6 botellas son necesarias para vender en supermercados para facilitar el porte a los trabajadores y consumidores.

Si no lo hicisteis ya, es momento de contactar rapidamente con los proveedores de botellas para los vinos de esta cosecha 2012, si se quiere vender en Canadá. Cheers and Good Luck!