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jueves, 2 de mayo de 2024

Catar un vino "a ciegas" puede ser divertido para tu cerebro y tus sentidos


CATAR, SABOREAR, PROBAR, DEGUSTAR, PALADEAR. Elige la palabra que más te guste. 
Al final, el resultado es el mismo: gustar algo para examinar su sabor y sazón, según la R.A.E.

Cuando se refiere a VINOS va más allá  de examinar solo el sabor. En español, hablamos de CATAR UN VINO para determinar, juzgar o valorar sus características organolépticas en cuanto al aspecto, olor, sabor y conjunto total, ya que también se puede examinar su sensación en boca, textura y el tipo de post gusto que nos deja.

rueda de aromas/sabores
Tras estas fases de cata, es cuando se puede llegar a determinar (o al menos intentarlo) la clase de vino, la variedad, su origen, la zona, el clima, el suelo, el país, el tipo de elaboración, si es despalillado, si lleva raspón, en qué materiales ha permanecido el mosto antes de convertirse en vino, dónde ha fermentado posteriormente, la añada, su edad, el envejecimiento al que haya sido sometido y en qué tipo de continentes, con el fin de otorgar una valoración y, hasta, lograr descifrar al mismísimo productor o bodega que ha elaborado ese vino.

Para esto, primero hay que estudiar mucha teoría, luego visitar a productores, lugares, ferias, bodegas y probar, probar, probar y probar cientos de vinos de todos los países del mundo donde más de 7 millones de hectáreas están dedicadas a cultivar uvas para elaborar vino en ambos hemisferios del mundo.  Con todas estas acciones conseguiremos fijar información, datos y referencias en nuestro cerebro para posteriormente poder reconocer aromas y sabores cuando se nos presenten vinos, sin etiquetar, para determinar y valorar.

Como digo, hay que prepararse a fondo ya que se trata de un trabajo muy exigente, aunque si lo tomamos con un hobby o divertimento puede ser un juego muy divertido mientras ejercitamos nuestra memoria y aprendemos de sabores, aromas, geografía, cultura, formas de vida y mil cosas más.

Las catas a ciegas pueden ser en un copa negra donde no se ve el contenido o poniéndose un antifaz. En estos casos son realmente a ciegas porque no se ve ni la botella con su marca ni el contenido de la copa por lo que hay que examinar para "adivinar" y descubrir el enigma de todo lo mencionado anteriormente sobre el vino, no por azar sino por deducción de los parámetros citados.

Otra forma de catar a ciegas es pasando el vino a otros formatos o tapando la botella y verter el vino en copas transparentes donde, al menos, tenemos pistas por el aspecto y color, lo cual ya será una importante hoja de ruta para determinar el vino en cuestión.

Así que ya sabéis, si os gusta el vino y pasar un buen rato mientras vuestro cerebro se activa y genera más conexiones neuronales, no dejes pasar la oportunidad de jugar mientras pruebas vinos (con moderación) y descubres cual te gusta más. Puedes llevarte muchas sorpresas.

¡Tu paladar y tu cerebro te lo agradecerán porque la vida sabe mejor con vino! ¡¡SALUD!!


viernes, 21 de mayo de 2021

Experiencia total: cata multisensorial de un vino

Cuando vamos a catar o vamos a disfrutar de un vino debemos tener todos los sentidos entrenados o al menos algo afilados para poder percibir todas las sensaciones y matices que nos pueda brindar. Para ello, debemos contar con LA VISTA, EL OLFATO, EL GUSTO, EL TACTO y ¡¡EL OIDO!! para obtener una experiencia multisensorial total y SE CONVIERTA EN UNA ÚNICA PERCEPCIÓN.

Con la vista percibiremos el color, los tonos, la limpieza, luminosidad, el brillo, la lágrima del vino.

Con el olfato, nuestro sentido más primitivo, se activa el sistema límbico que generará emociones sinceras y nos evocará recuerdos almacenados en nuestro cerebro.

Con el gusto percibiremos el sabor, los matices, la consistencia del vino dándonos más pistas....

Con el tacto (mouthfeel para los anglosajones), la sensación en boca nos provocará más sensaciones y recuerdos profundos, viscerales bien anclados en nuestra memoria.

Con el oido se puede completar la EXPERIENCIA MULTISENSORIAL DE UN VINO porque no solo es el sonido al verterlo en la copa, sino que podemos acompañarlo de música, sonidos agradables o el simple silencio puro.

Aquí te propongo un ejercicio fácil y práctico:  Elige un vino que tengas en casa y ponte una copa de vino. Si la copa es de las grandes bonitas, mejor. Vierte una cantidad adecuada, ni mucho ni poco. Colócate en un lugar cómodo de la casa. Coge la copa por el tallo y mírala bien, súbela, bájala, airéala para percibir todos los matices. Acerca la copa a la nariz e inspira para recoger la máxima cantidad de aromas. Párate y deja que tu cerebro actúe. Luego, toma un sorbo de vino y antes de tragarlo, DALE AL PLAY (en el podcast de abajo) y déjate llevar... ¿Hasta dónde has ido? ¿Cómo te has sentido? ¿Había gente contigo? ¿Te ha gustado más el vino o no? ¿Qué recuerdos te ha evocado?.... cada sentido juega un papel diferente a la hora de probar y disfrutar un vino, así que sigue probando....¡con moderación!

Puedes repetir el ejercicio cerrando los ojos al inspirarlo y darle al play. Seguro que tus sensaciones cambian y tu opinión racional también.... y ¡¡a disfrutar porque la vida sabe mejor con vino!!