Marqués de Murrieta en Montal |
Hay días en los que las empresas de larga tradición centenaria nos alegran la vida apostando por el presente y por el futuro explicando los avatares de cómo han llegado hasta el siglo XXI en condiciones de total actualidad y modernidad . Este es el caso de ayer, en la cena maridada en Montal Gourmet con los vinos de Marqués de Murrieta. Ambas empresas familiares, modernas y centenarias a la vez. Así, nos deleitaron con un menú bien pensado para sacar lo mejor de cada elemento y de cada casa.
De aperitivo su vino blanco Pazo de Barrantes elaborado 100% con uva albariño, del Valle del Salnés (D.O. Rías Baixas), un vino lleno de frescura y aromas intensos que nos abría el apetito para la suculenta cena que nos esperaba.
Empezamos con un risotto de boletus acompañado de Marqués de Murrieta Reserva 2010 D.O. Ca. Rioja. Una combinación ideal porque los dos resultaban delicados en boca y se podían adivinar los aromas y sabores, tanto del risotto con sus boletus como del vino con su fino paso por boca y la suavidad de los taninos que dejaba una agradable sensación para poder continúar con muchas ganas.
Capellanía y solomillo |
La segunda parte se tornaba más contundente ya que se trataba de un solomillo de ternera con patatas asadas y salsa de mostaza. Y aquí vino la sorpresa para algunos comensales que advirtieron, de manera amable, si se trataba de una errata en el menú porque lo habían maridado con un vino blanco!
El vino es cuestión era Capellanía 2010, elaborado con viura 100%. Con sólo verlo en la copa ya se adivinaba que era un vino con carácter. Un vino como reza "un blanco con alma de tinto" que ha pasado 17 meses en barricas de roble francés nuevo. Sútil en boca y de intensidad aromática alta, resultó una gran compañía para el solomillo porque refrescaba el paladar y daba paso a la suave salsa de mostaza.
Dalmau y panacota |
Y para terminar, una de mis combinaciones preferidas de todos los tiempos: chocolate negro con vino tinto intenso. ¡No podía pedir más! Dalmau 2011 con panacota de chocolate negro y pimienta rosa.
Un vino con cuerpo, redondo, potente con muchas frutas de bosque y algo mineral que se fundía en la boca con la cremosa panacota de chocolate negro. Una delicia.
Y una gran velada.
¡Salud!